Jesús, la vid verdadera


Juan 15:1 
 Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.

La vid es una planta prolífica; una sola vid produce muchas uvas. En el Antiguo Testamento, las uvas simbolizaban la capacidad de Israel de llevar fruto haciendo la obra de Dios en la tierra (Psa_80:8; Isa_5:1-7; Eze_19:10-14). En la comida de Pascua, el fruto de la vid simbolizaba la bondad de Dios para con su pueblo.

15.1ss Cristo es la vid y Dios es el labrador que cuida de los pámpanos para lograr que produzcan fruto. Los pámpanos son todos los que se declaran seguidores de Cristo. Los pámpanos fructíferos son los verdaderos creyentes que mediante su unión viva con Cristo llevan mucho fruto. Pero a los que se tornan improductivos, a los que se arrepienten de seguir a Cristo después de comprometerse superficialmente, se les separará de la vid. Ser improductivos es como estar muertos, por lo cual los cortarán y los echarán fuera.


  Juan 15:2  Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.
Jua 15:3  Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.
 
Juan 15:4  Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.

Jesús establece una diferencia entre dos tipos de poda: (1) quitar, y (2) limpiar las ramas. Las ramas que llevan fruto se limpian a fin de promover el crecimiento. En otras palabras, a veces Dios debe disciplinarnos para fortalecer nuestro carácter y nuestra fe. Pero las ramas que no llevan fruto se quitan del tronco porque no solo son inútiles, sino que a menudo afectan el resto del árbol. Las personas que no llevan fruto para Dios o que intentan bloquear los esfuerzos de los que lo siguen, serán cortados de su poder vitalizador.

 
Juan 15:5  Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.
Juan 15:6  El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.

El fruto no se limita a ganar almas. En este capítulo, la oración respondida, el gozo y el amor se mencionan como fruto (15.7, 11, 12). Gal_5:22-24 y 2Pe_1:5-8 describen frutos adicionales: cualidades del carácter cristiano.
 
Juan 15:7  Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.

Muchos tratan de ser personas buenas y sinceras que hacen lo que es debido. Pero Jesús dice que la única manera de llevar una vida buena de veras es permanecer cerca de El, como un pámpano unido a la vid. Separados de Cristo, nuestros esfuerzos no llevan fruto. ¿Recibe usted el alimento y la vida que ofrece Cristo, la vid? Si no los recibe, se está perdiendo algo extraordinario que da el Señor.
 
Juan 15:8  En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.

Cuando una vid lleva "mucho fruto", Dios se glorifica, pues cada día envía el sol y la lluvia para hacer crecer los cultivos, y alimenta cada plantita y la prepara para que florezca. ¡Qué momento de gloria para el Señor de la cosecha cuando esta se lleva a los almacenes, madura y lista para su uso! ¡El es quien hizo que sucediese! Esta analogía de la agricultura muestra cómo Dios se glorifica cuando la gente establece una buena relación con El y comienza a "llevar mucho fruto" en sus vidas.
 
Jua 15:9  Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor.
Jua 15:10  Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.
Jua 15:11  Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido.

Cuando todo va bien, nos sentimos jubilosos. Cuando se presentan las dificultades, nos hundimos en depresión. Pero el verdadero gozo trasciende las olas agitadas de las circunstancias. El gozo viene de una firme relación con Jesucristo. Cuando nuestras vidas están entrelazadas con la de Cristo, El nos ayuda a atravesar la adversidad sin hundirnos en depresiones debilitantes y administrar la prosperidad sin trasladarnos a alturas engañosas. El gozo de vivir con Jesucristo cada día nos mantendrá equilibrados a pesar de los altibajos de nuestras circunstancias.
 
Juan 15:12  Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros,(A) como yo os he amado.
 Juan 15:13  Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.

Debemos amarnos unos a otros como nos amó Jesús, y El nos amó tanto que dio su vida por nosotros. Tal vez no sea necesario que demos nuestra vida por otro, pero existen otras formas de practicar el amor sacrificial: escuchar, ayudar, alentar, dar. Piense en alguien en particular que necesite hoy esta clase de amor. Déle todo el amor que pueda y luego trate de dar un poco más.
 
Juan 15:14  Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
Juan 15:15  Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.

Como Jesucristo es Señor y Amo, debiera llamarnos siervos; pero nos llama amigos. Cuánto consuelo y seguridad nos da que el Señor nos haya escogido como amigos de Cristo. Como El es Señor y Amo, le debemos nuestra obediencia plena. Pero por sobre todo, Jesús nos pide que le obedezcamos por amor.

Juan 15:16  No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.
Jesús tomó la primera decisión: amar y morir por nosotros, invitarnos a vivir con El para siempre. Nos toca a nosotros la siguiente decisión: aceptar o rechazar su oferta. Sin la decisión de El, no nos quedaría alternativa.

Juan 15:17  Esto os mando: Que os améis unos a otros.
Los cristianos recibirán bastante odio del mundo; entre nosotros lo que debemos darnos es amor y apoyo. ¿Permite usted que un problema pequeño le impida amar a otro creyente? Jesús le ordena amarlo y le dará la fortaleza necesaria para hacerlo. 

 

El mundo os aborrecerá


Juan 15:18  Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros.
Juan 15:19  Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece.
Juan 15:20  Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor.(B) Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra.
Juan 15:21  Mas todo esto os harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado.
Juan 15:22  Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa por su pecado.
Juan 15:23  El que me aborrece a mí, también a mi Padre aborrece.
Juan 15:24  Si yo no hubiese hecho entre ellos obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora han visto y han aborrecido a mí y a mi Padre.
Juan 15:25  Pero esto es para que se cumpla la palabra que está escrita en su ley: Sin causa me aborrecieron.(C)
Juan 15:26  Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.
Juan 15:27  Y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio. 
Una vez más Jesús ofrece esperanza. El Espíritu Santo da fortaleza para soportar el odio y la maldad irracionales de nuestro mundo y la hostilidad que muchos tienen para con Cristo. Esto resulta muy consolador para los que deben enfrentar la persecución.


Jesús usa dos nombres para referirse al Espíritu Santo: Consolador y Espíritu de verdad. La palabra Consolador trasmite el concepto de la ayuda, aliento y fortalecimiento que recibimos del Espíritu. Espíritu de verdad señala hacia la obra de enseñanza, iluminación y rememoración. El Espíritu Santo ministra a la mente y al corazón, y ambas dimensiones son importantes.